lunes, 25 de febrero de 2013

.


Era casi la puesta de sol de un día frío cuando subí a aquel enorme gusano con ruedas que se come a cientos de personas día a día. Todo estaba tranquilo, noté que sólo había un lugar disponible. Con las piernas temblorosas a causa del cansancio caminé y tomé asiento enseguida, había sido un día muy cansado. Ignorando todo a mi alrededor, como de costumbre, saqué los audífonos y después un libro. A cada vuelta de página me era inevitable voltear hacia la ventana, siempre había tenido una preferencia notable por los asientos con ventanal. Repentinamente ví un perfil cubierto con una barba abundante y prominente, me era un poco repugnante. Sin más mi lecutra era entretenida, pero era aún más entretenida el observar aquella barba, tan desordenada, tan sucia, tan anti-yo. Había algo en aquel sujeto que me era familiar, pero no era algo muy relevante, era un individuo más. De repente sacó un libro y leyó a la par conmigo, la gente a los lados y nosotros estabamos apretados, sin embargo ni las miradas me habían cautivado tanto como cuando vi el autor y el titulo; -era su libro favorito. Pensé. -ésto me recuerda a... ¡Por Dios! ¡Es él! ¡Tiene que ser él! 
Mis manos se tornaron temblorosas y mi vista se dispersaba, mi mente divagaba pensando que decir, tal vez tomaría a mi persona con agrado después de tanto tiempo, o me golpearía con su rencor. Era difícil de creer, después de tanto tiempo volvía a verlo, pero era más increíble aún que no me reconociera o que me estuviera ignorando. Hubiera sido más creíble que yo no lo reconociera ya que se veía muy desmejorado y cansado.
Esperando el momento correcto se me paso el tiempo y al final, nada pasó. No pude quitarle la vista de encima pero era demasiado tarde, estaba a punto de desabordar cuando noté que las miradas se cruzaban armoniosamente y que tal ves al final sí sabía quien era, que no había sido en vano la entrega y el tiempo que le dediqué cuando joven. Sí hubiera hablado probablemente hubiera sido un agradable encuentro, tal vesz nunca le vuelva a ver. La vida sigue y tengo que seguir como hasta ahora, sin desestabilizarme y pensar más. Mi vida no puede cambiar, no ahora que todo va de maravilla. No como aquella niña que no supo amar.


Principio al pasado


Probablemente eras como cualquier persona, no sé como cambió eso. Todo iba como de costumbre cuando de repente noté algo diferente, una actitud que me agradaba y que disfrutaba, pero con el pasar de los días me confundía. Nuestro acercamiento fue totalmente desinteresado, de eso estoy segura. Al menos el mío lo fue por mucho tiempo.
No sé cuando dejé de verte igual, cuando comenzaste a interesarme más, pero siempre me lo he negado y reprimo esos tontos pensamientos por que pues, las cosas difícilmente cambiarán. Dicen que ser paciente es la clave, que las cosas llegan sin esperarse y es lo que hago, espero, pero mientras espero desespero al dios Cronos, quien se venga salvajemente, atormentándome con ideas, de situaciones, de mundos imaginarios y tal vez paralelos. 
"Me niego a buscarlo, me niego a aceptarlo; me niego a cambiar" es a lo que me he encomendado, pero aún sin deber, quiero. El hacerlo o pensarlo me es innecesario, es de esas veces cuando infringes tus principios y actúas diferente a cuando con la mente fría acostumbras. 
No quiero pensar en algo que no existe por que probablemente derribaría lo existente y no, no quiero.
Las piedras caen y las personas con ellas, comienzo a catalogarme entre aquellas. He caído en lo que desde algo llamado principio me negué y probablemente llegue a olvidar en otro principio. Deseo que ese principio llegue ya.